Un estudio reciente ha revelado que el ruido generado por el tráfico marítimo interfiere con la capacidad de las orcas, también conocidas como ballenas asesinas, para localizar y capturar peces, su principal fuente de alimento. Este hallazgo tiene importantes implicaciones para la conservación de estas especies amenazadas.
Impacto del ruido en la caza de las orcas
Las orcas utilizan clics y zumbidos para localizar a sus presas a través de ecolocalización, un mecanismo que les permite detectar peces en el agua. Sin embargo, un equipo internacional de científicos, en un artículo publicado en Global Change Biology, demostró que el ruido producido por las embarcaciones reduce significativamente su éxito de caza.
El estudio monitoreó a orcas residentes del Pacífico Norte mediante dispositivos adheridos a sus cuerpos que registraron movimientos, sonidos de caza y niveles de ruido ambiental. Los resultados mostraron que por cada aumento en los niveles de ruido, las orcas pasaban más tiempo buscando alimentos, pero lograban capturar menos peces. En particular, las hembras, que históricamente han desempeñado un papel clave en el suministro de alimento para sus grupos, mostraron un 58 % menos de probabilidades de perseguir presas en ambientes ruidosos.
Un desafío para la conservación
Este fenómeno preocupa a los expertos, ya que una menor ingesta de alimentos podría impactar la salud de las orcas, disminuir su capacidad reproductiva e incluso poner en riesgo la supervivencia de sus crías. Esto es especialmente crítico para las orcas residentes del sur, una población en peligro de extinción con menos de 75 individuos.
Las principales fuentes de ruido provienen de embarcaciones comerciales, cuya actividad ha aumentado en regiones donde estas orcas habitan, como el Mar de Salish, una zona de alto tráfico entre los puertos de Vancouver y Seattle.
Soluciones y medidas en marcha
Aunque el ruido marino representa un problema complejo, los investigadores consideran que es más abordable que otros desafíos como la disminución de las poblaciones de peces o la contaminación del agua. Una solución inmediata y efectiva es reducir la velocidad de las embarcaciones, ya que esto disminuye significativamente el ruido producido por las hélices.
Iniciativas como las ralentizaciones voluntarias promovidas por la Autoridad Portuaria de Vancouver Fraser y el programa Quiet Sound en Washington ya han mostrado resultados prometedores. Desde 2019, estas medidas han logrado reducir el ruido en las áreas críticas para las orcas en varios decibelios. Además, se están desarrollando tecnologías innovadoras, como hélices más silenciosas y eficientes, que podrían minimizar aún más este impacto.
Un llamado a la acción
Este estudio subraya la necesidad de tomar medidas urgentes para proteger a las orcas y su entorno. Jennifer B. Tennessen, autora principal del estudio y bióloga de la Universidad de Washington, enfatiza que los impactos del ruido en la vida silvestre son numerosos y deben ser abordados de manera global. Implementar regulaciones y fomentar tecnologías sostenibles son pasos esenciales para garantizar la coexistencia entre el tráfico marítimo y la fauna marina.
Fuente: https://www.nationalgeographic.com/animals/article/orcas-hunting-ship-traffic-noise