Un reciente estudio realizado por investigadores de la Universidad de Oregón sugiere que los cefalópodos, en particular los pulpos, poseen los cromosomas sexuales más antiguos de cualquier especie animal. Este hallazgo marca un hito en la comprensión de la evolución genética, ya que hasta ahora no se tenía evidencia concreta sobre la existencia de determinación sexual genética en estos invertebrados.

Durante años, la identificación del sexo en pulpos se basó en la observación física, diferenciando entre individuos que ponían huevos y aquellos que producían esperma. Sin embargo, el análisis del genoma de estas criaturas no mostraba un sistema claro de cromosomas sexuales, lo que llevó a los científicos a considerar la posibilidad de que el sexo de los cefalópodos estuviera determinado por factores ambientales, como la temperatura de incubación de los huevos, similar a ciertos reptiles y peces.
La clave del descubrimiento provino del estudio del genoma del pulpo de dos manchas de California (Octopus bimaculoides), el primero de su grupo en ser completamente secuenciado. Al comparar el genoma de machos y hembras, los investigadores encontraron un par cromosómico único en el cromosoma número 17. En los individuos femeninos, una de las copias de este cromosoma estaba ausente, lo que llevó a la conclusión de que se trataba de un cromosoma sexual.

A diferencia del sistema XY en humanos, donde la presencia del cromosoma Y determina el desarrollo masculino, los pulpos tienen un sistema ZW invertido: los machos poseen un par de cromosomas ZZ, mientras que las hembras cuentan con un único cromosoma Z. Para confirmar la antigüedad de este mecanismo, los científicos analizaron el genoma de diversas especies de cefalópodos, incluyendo tres especies de pulpos, tres de calamares y un nautilus. Los resultados mostraron que el cromosoma Z de los cefalópodos tiene un origen evolutivo único y antiguo.
El estudio reveló evidencia del cromosoma Z en el nautilus de cámara (Nautilus pompilius), una especie que divergió evolutivamente de los pulpos hace aproximadamente 482 millones de años. Esta antigüedad supera la de los cromosomas sexuales en algunos insectos, que se estiman en 450 millones de años, y los de los vertebrados más antiguos conocidos, como el pez esturión, con 180 millones de años.

El hallazgo plantea nuevas preguntas sobre la evolución de los cromosomas sexuales y su conservación a lo largo del tiempo. En contraste con los cromosomas sexuales de artrópodos, que han mostrado una mayor variabilidad entre especies, los cromosomas sexuales de los cefalópodos han permanecido sorprendentemente estables. Además, existe la posibilidad de que el cromosoma W correspondiente en pulpos haya desaparecido con el tiempo, similar a la progresiva reducción del cromosoma Y en humanos.
Este descubrimiento destaca la relevancia de los cefalópodos en la investigación genética y evolutiva. Como señala Gabrielle Coffing, candidata a doctorado en biología y autora principal del estudio, “los cefalópodos ya son criaturas fascinantes, y este hallazgo añade otra capa de interés a su biología: tienen algunos de los cromosomas sexuales más antiguos jamás identificados”. A medida que la investigación avance, los pulpos podrían convertirse en modelos clave para estudiar la evolución y función de los cromosomas sexuales en el reino animal.
Fuente: https://www.sciencealert.com/octopuses-may-have-the-oldest-sex-chromosomes-in-the-animal-kingdom